El mejor desayuno de los chicos de la carrera de Comunicación Social.
- Danny Puno
- 24 ago 2017
- 2 Min. de lectura
A las 5 de la mañana como todos los días suena la alarma del reloj que avisa que hay que despertarse para comenzar un día de estudios. Hoy, lunes 27 de junio, me pongo la ropa más cómoda que puedo encontrar en el armario. Después de haberme dado una ducha, me dirijo hacia la estación de la metrovía para poder coger el alimentador. Como es habitual a esta hora, casi no hay mucha gente por las calles, pero la poca gente que pasa está somnolienta, desganada, con hambre, esperando el alimentador. Se acercan algunas personas, las cuales también tenían el mismo destino que yo. Luego, a dar todo el trayecto del bus, lo cual dura alrededor de unos 40 minutos. Después de las dos primeras horas de clase procedimos a darnos un descanso de 15 minutos, en donde el grupo tomó la decisión de ir a comer a los famosos bolones de la negra, el cual es muy apetecido por todos los estudiantes de la carrera de Comunicación Social. Casi siempre está lleno. Esperamos a que se desocupe una mesa. Inmediatamente se nos acercó la misma chica sonriente de siempre diciéndonos ¿lo de siempre? A lo que nos sonreímos. Uno dice «si sí, niña lo mismo» mientras que otros dicen «ya saben lo que venimos a comer pues es muy buena la comida por eso casi siempre venimos a comer aquí». Los bolones son el punto fuerte para nosotros, los consideramos que son bien exquisitos, acompañado de su huevo, su jugo de bistec, su cafecito o su juguito de naranja o el que hayan preparado en el día. Generalmente siempre hay que esperar alrededor de unos 10 minutos para que atiendan, pues los preparan al instante. Esto es cosa de todos los días, que haya un gran movimiento de personas que llegan, mientras que otros se toman la paciencia de esperar. Cuando llega alguien, la dueña del local las apura, pues enoja y a veces los clientes responden de mala gana. Después de un rato llegaron nuestros pedidos, por fin. Después de disfrutar y deleitarnos, como siempre, con estos requisitos bolones, nos toca retornar a nuestras aulas de clases. Así logramos acabar el día de estudios, muchas veces solamente con un bolón y un jugo de naranja en el estómago.
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